Nuestros mejores tips para un stash organizado al máximo

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Nuestros mejores tips para un stash organizado al máximo

Partamos por lo básico. Stash = ese almacén con reserva de lanas, palillos, accesorios, hilados complementarios, patrones impresos y proyectos a medias que tienes en algún lugar de la casa. ¡O en toda la casa! Adiós desastre, hola stash feliz, ordenado y mega organizado, con estos tips de tejedoras expertas, que han vivido lo mismo que tú. Y más, porque las lanas las teñimos nosotras. 

No importa si estás iniciándote en esto o ya llevas años enviciada. Porque el tejido se parece bastante a las drogas duras en lo adictivo, con sus miles de facetas. No te das cuenta cómo y empezaste a acumular cantidades de material que, o está revuelto en algún rincón, o descansa tranquilamente en los lugares más increíbles. Y eso pasa, aunque dispongas de un espacio destinado a taller. Saca las madejas del congelador, que vamos a resolver este tema hoy y en pocos pasos.

La primera etapa de la ecuación es reunir todo. Sí, TODO lo que tienes disponible para dedicar a este pasatiempo maravilloso. Junta hilados por una parte, el resto de tus cachureos tejeriles en un segundo montón y agárrate firme, porque toca seleccionar. Tienes que elegir con qué te quedas y difícilmente va a ser todo. Porque -sabemos- tienes montones de compras impulsivas, lanitas que se veían lindas y no resultaron como querías, restos varios, etc. Lo que no tenga utilidad real, elimínalo. Puedes regalarlo, donarlo a una buena causa o buscarle un segundo uso, según lo que sea. Incluso, puedes dejar un mini (mini!) montoncito de hilado para manualidades escolares. Nada más, o este desafío no va a resultar.

Una vez que decidiste qué se queda contigo (obviamente ahí están las lanitas de Madejasur, muy felices de seguir vigentes), clasifica. Define, de acuerdo a lo que tienes, cuáles van a ser tus criterios. A nosotras nos encanta separar por tipo de material (lanas en general, mohair, algodones e hilados también puedes optar por clasificar según grosores o gamas de color, si usas un solo estilo de hilado. Si tu stash no es tan grande, puedes separar según el patrón al que los hilados vayan destinados (también lo hacemos y embolsamos todo ese proyecto junto, en una bolsa tipo ziplock grande).

Con el material ya clasificado, toca establecer un método de almacenamiento que te resulte práctico. Y aquí va a depender del espacio que tengas disponible para tus lanas. Sí, como a nosotras, te encanta tener tus madejas a la vista, el panel montado sobre un muro es genial. Lo venden en tiendas de hogar y te permite “colgar” tus hilados, previamente clasificados. Para eso te sugerimos ganchos con acabado pulido y otros anclajes más alargados, para sostener varios ovillos o madejas del mismo estilo. Incluso las pinzas de ropa sirven. En función del espacio y cantidad de material, también podrías optar por una rejilla de pared para escritorio (algunas vienen en colores preciosos), pero probablemente te va a quedar chica a la larga.

Otra opción son los canastos o depósitos abiertos en materiales lindos. Pueden ser rústicos como mimbre, cuerda o rafia rígida. Algunos de estilo más moderno que venden para ropa también se adaptan a las lanas, pero el sistema según nosotras tiene dos defectos: al igual que con la rejilla de pared, tienes que sacudir el polvo de los hilados cada cierto tiempo, pero acá además pierdes un poco el orden del cuento. ¿Cuándo funciona perfecto? Si el material es poco y lo clasificaste antes en bolsas por proyecto. Cubres con unas madejas sueltas por encima y creaste de una un rincón acogedor.

Una tercera opción sumamente práctica, son las cajas de almacenaje transparentes. Algunas hasta disponen de compartimientos para usar algún aromatizador, donde quedan perfectas las bolsitas de lavanda. Este sistema te permite tener tus lanas clasificadas por separado en distintas cajas, verlas a través del plástico y a la vez apilarlas. También protege los hilados naturales de las polillas, lo que suma puntos a favor. Eso sí, las cajas no son la solución más estética, por lo que nosotras las preferimos guardadas dentro de algún mueble cerrado. Fuera de eso, funcionan perfecto.

Por último, tenemos una propuesta interesante para los espacios más reducidos: compra bolsas comprimibles para ropa, que puedes cerrar al vacío. Tú eliges él o los tamaños, acomodas tus lanas y eliminas el aire interior con la aspiradora. Tu material se compacta, puedes verlo sin abrir la bolsa y ocupa poquísimo espacio. Metes los paquetes en un closet y listo: lanas guardadas y súper protegidas. Ojo sí, que es importante que abras tus bolsas y muevas un poco el material de vez en cuando, para airear los hilados.

También tenemos clientas que disponen de un mueble con cajones sólo para sus lanas. Ahí las tienen clasificadas y organizadas, distribuidas en los distintos niveles. La verdad, no nos gusta tanto este estilo de almacenamiento, porque los hilados no están visibles ni tampoco tan protegidos de los bichos en general, aunque si tu cajonera tiene varias divisiones, resultaría genial para repartir también accesorios y tenerlos siempre a mano.

Y acá volvemos a los accesorios de tejido. Da para un blog completo, pero básicamente vamos a abordar organización. Al igual que con las lanas, elije qué necesitas y quieres en tu vida, sin piedad. Elimina lo que no uses (hay campañas de donación de palillos y crochets en muchas tiendas, ojo) y quédate con lo que sí te sea útil. Los palillos necesitan un estuche o manta (hasta las de brochas de maquillaje podrían servir) para estar organizados por tipo, material y número.

Para marcadores opta por alguna latita firme. Los bloqueadores siempre en su caja original y el jabón de bloqueo en vertical. Busca un alfiletero o similar para las agujas de lana. Si usas mostacillas, que todas las cajitas o tubos estén en el mismo lugar, idealmente organizadas también. Lo mismo para los botones.
Una vez que tienes tus accesorios ok, se van a un espacio propio: caja plástica, baúl pequeño, cajón del mueble, carro de varios pisos, caja de herramientas, lo que más te guste. Pero todo reunido, no disperso. Así es mucho más cómodo cuando necesitas algo en particular. En cuanto a los patrones, si están impresos, ¡archívalos por favor! Puede ser por tipo de proyecto, ordenados alfabéticamente por el apellido del diseñador o por el grosor del hilado requerido, por ejemplo.

Haz lo mismo con tus libros de tejido (sabemos que por lo menos uno se queda en tu velador, pero no pueden estar todos siempre ahí). En la misma repisa que vas a organizar tus libros, puedes sumar un par de archivadores y listo.

En cuanto a los patrones digitales, carpeta aparte en el computador para ellos y estamos. Crea una copia en la nube o en tu WhatsApp, mira que nunca se sabe, para que puedas tenerlos todos a mano. Como regla general, te sugerimos sólo imprimir lo que realmente tengas intención de tejer. ¡Uf! Nos leemos y parece todo largo, difícil de lograr, pero regálate un día para seguir disfrutando a concho del oficio tejeril, pero ahora en orden. En serio, así este invierno va a ser OTRA cosa.